A lo largo de mis años de
experiencia, escuché en varias oportunidades expresiones negativas que
descalificaban al House Organ: “la gente no lee la revista”; “no la pasan a
retirar”; “la tiran en la entrada de la
empresa”; “la he visto en el cesto de la basura”; “a la gente no le interesa
participar”; “en esta empresa al personal no le importa la comunicación”; etc…
Imagino que son frases que muchos otros también habrán escuchado. Entiendo que
generan frustración y muchas veces despiertan los argumentos para discontinuar
el canal. Por mi parte, yo prefiero aceptar el desafío, siendo consciente que
hacer una buena revista es una tarea que requiere tiempo, esfuerzo,
profesionalidad, dedicación, interés y escucha. Antes de “matar al mensajero”
siempre hay una oportunidad de autocrítica, de pedir ayuda, de reconocer las
limitaciones, de recurrir a los que saben hacer, a colegas que tienen buenos
resultados…
Afortunadamente en muchas otras oportunidades pude corroborar que
cuando una publicación está bien hecha, la gente la valora, cumple con los
objetivos de comunicación y ayuda al cumplimiento de los objetivos
organizacionales. Hay muchas empresas en dónde la gente espera la revista, está
interesada en aparecer, en participar, en colaborar, se llevan la publicación a
la casa, la exhiben en el living de su hogar, la coleccionan, se la muestran a
los hijos, a los amigos, la leen. Gracias a la ayuda de encuestas, una de las
más importantes herramientas de escucha y rigurosidad científica, podemos hacer
una publicación a medida de nuestros públicos, conocer a ciencia cierta qué es
lo que la gente valora, y relativizar a los incorformistas de siempre, que por
suerte, siempre son minoría.
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